CIEN AÑOS DE MODERNIDAD: LA SILLA WASSILY QUE DESAFIÓ AL TIEMPO

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En 1925, un joven Marcel Breuer revolucionaba el mundo del diseño desde los talleres de la Bauhaus en Dessau. Inspirado por un objeto cotidiano —el manillar de una bicicleta—, Breuer imaginó que el acero tubular podía ser el esqueleto perfecto para un asiento moderno. Así nació la Silla Wassily, conocida entonces como Modelo B3, una pieza que hoy, cien años después, sigue viva en el panorama del interiorismo y el diseño industrial.

El encargo tenía un destinatario especial: Wassily Kandinsky, compañero y amigo de Breuer en la Bauhaus. Aunque el nombre oficial llegaría mucho más tarde, fue en homenaje al pintor ruso que la silla se hizo mundialmente conocida como Wassily Chair.

Con motivo de su centenario, hemos decidido contarles la historia de este icono de la Bauhaus que, tras cien años, sigue enamorando a arquitectos, diseñadores de interiores y escenógrafos.

Despiece de la estructura de la silla Wassily
Ilustración 1_ El despiece de la estructura metálica de la silla Wassily

Un objeto adelantado a su tiempo

Lo que hacía única a esta pieza en 1925 era su estructura ligera de acero cromado y su asiento suspendido en loneta o Eisengarn, un hilo encerado muy resistente desarrollado en la Bauhaus. Frente a la pesadez de los muebles tradicionales, la Wassily ofrecía ligereza visual, funcionalidad y un lenguaje estético completamente nuevo.

Con el paso de las décadas, la pieza se reeditó en múltiples variantes: en cuero anilina negro, marrón, blanco o natural, en loneta canvas, e incluso en ediciones especiales con estructura en acero inoxidable satinado o dorado. Hoy, Knoll International produce las versiones oficiales, mientras otras firmas reinterpretan el diseño con acabados contemporáneos.

Boceto técnico de la silla

Ficha técnica esencial

Diseñador: Marcel Breuer

Año: 1925

Lugar: Bauhaus Dessau, Alemania

Fabricante: Standard Möbel (Berlín), luego Thonet

Dimensiones estándar: 73–75 cm (alto), 78–79 cm (ancho), 68–72 cm (profundidad), con asiento a unos 42 cm

Materiales originales: Tubo de acero cromado + loneta o Eisengarn

Reediciones modernas: cuero anilina, cuero ecológico, lona técnica

Peso aproximado: 15–18 kg

Del diseño a la cultura pop

La silla Wassily no solo se convirtió en un referente académico de la Bauhaus y el diseño moderno, sino que atravesó fronteras para instalarse en la cultura visual y popular. Desde las primeras series de Standard-Möbel hasta las reediciones contemporáneas de Knoll en cuero o lona, su presencia se ha consolidado también en las colecciones de instituciones como el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, el Vitra Design Museum en Alemania o el Victoria & Albert Museum en Londres, donde forma parte de las colecciones permanentes de diseño industrial. En la Bauhaus Dessau, donde fue diseñada, la silla se mantiene expuesta como pieza museográfica y al mismo tiempo como mobiliario utilitario en algunas áreas de visita, subrayando su doble condición de objeto de uso y obra de arte.

Ilustración 3_ Los espacios interiores de la Bauhaus en Dessau.

Su apariencia ligera, vanguardista y sofisticada la ha convertido en un recurso muy utilizado tanto en cine como en arquitectura y proyectos de interiorismo modernos y contemporáneos.

En pantalla, su aparición está documentada en muchas películas: en Nueve semanas y media (1986), donde refuerza el imaginario modernista ochentero; podemos verla detrás de la actriz Jennifer Lawrence en una de las primeras escenas de X-Men: Primera Generación (2011), en el apartamento del abogado de Cassie, la protagonista de Una joven prometedora (2020), entre muchas otras. También ha hecho varias apariciones en series televisivas, como el Doctor House y en las oficinas de American Crime Story (2016).

Ilustración 4_ La actriz Kim Basinger en una escena de ‘Nueve semanas y media’.
Ilustración 5_ La silla Wassily como parte del mobiliario de diseño del piso del abogado Jordan Green en ‘Una joven prometedora’.
Ilustración 6_ La oficina de Doctor House. Muchos elementos del mobiliario son piezas de diseño, entre ellas, las sillas Wassily.

Ilustración 7_ Los abogados de la defensa de O.J. Simpson en ‘American crime story’

Ecos de la Wassily: variaciones en torno al acero tubular

La silla Wassily (B3) fue mucho más que un experimento. Con su estructura de acero tubular cromado y superficies tensadas de lona o cuero, demostró que un material industrial podía convertirse en el centro de un objeto doméstico refinado y revolucionario. Esa idea abrió un camino fecundo que marcó buena parte del diseño de mobiliario del siglo XX y sigue siendo influyente hoy.

Otros diseñadores de la época desarrollaron líneas paralelas y complementarias que exploraban el uso de los materiales adoptados por Breuer, la ligereza y la modernidad estética del tubo metálico. En ese marco surgen piezas como la silla Basculante (LC1) de Le Corbusier, Jeanneret y Perriand (1928), que mantiene el principio de estructura ligera, pero lo adapta con un respaldo basculante pensado para acompañar el movimiento del usuario. Siempre en 1925, Mart Stam empezó a investigar el potencial del tubo metálico, asignándole un papel estructural aún más radical al prescindir de patas traseras en su silla cantilever S33. A partir de este modelo innovador, un año después, Mies van der Rohe perfeccionó su flexibilidad en la línea MR, compuesta por dos sillas y un taburete empezando una larga lista de modelos en el diseño industrial que se consideran herederos directos de la investigación que la Wassily inició.

Estas propuestas, aunque diferentes en su lenguaje formal, comparten un mismo impulso: transformar un material de uso industrial en un elemento de diseño doméstico, definiendo así una nueva estética moderna.

Ilustración 8__ En orden: la silla basculante LC1, la cantilever S33 y la silla volada MR10

El legado de la Wassily en el diseño posterior

En los años 50, el danés Poul Kjærholm reinterpretó estos principios bajo el prisma nórdico para la firma Fritz Hansen. Su PK22, ganadora del Gran Premio en la Trienal de Milán en 1957, mantiene la idea de un asiento suspendido, pero depura la forma hasta convertirla en un gesto mínimo y refinado. Si la Wassily era experimental y casi escultórica, la PK22 es discreta, elegante y adaptada a los interiores escandinavos, con cuero y acero como protagonistas.

En la segunda mitad del siglo XX, empresas como Knoll (que desde 1968 produce la Wassily con licencia oficial) y Cassina extendieron este lenguaje al mercado internacional. Sus colecciones lounge, butacas y sofás adoptaron el acero tubular como símbolo de modernidad y sofisticación. Con el tiempo, la Wassily dejó de ser solo un manifiesto de la Bauhaus para convertirse en un clásico comercial y museístico, presente en catálogos, museos y proyectos de interiorismo de alto nivel.

Hoy, marcas como Vitra o B&B Italia continúan trabajando con los principios que la Wassily introdujo: estructuras metálicas visibles, superficies tensadas y un lenguaje estético sobrio. Incluso el mobiliario outdoor o más asequible, como el que ofrecen cadenas globales, reproduce ese mismo esquema con aluminio y textiles técnicos, mostrando la vigencia de la idea original.

En resumen…

Si algo explica la atemporalidad de la silla Wassily es que representa un cambio de paradigma: el mueble como objeto industrial, ligero y accesible, pero también como pieza de arte funcional. Cien años después de su concepción, sigue siendo actual porque su lenguaje es universal: líneas limpias, forma racional y materiales que parecen hablar en presente.

La Wassily no es solo un asiento: es la demostración de que el buen diseño no envejece, se transforma.

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